La cirrosis hepática es una afección crónica e irreversible de uno de los órganos más grandes y carnosos del cuerpo. Cuando el hígado se daña por completo y no hay forma de revertir la condición, se conoce como cirrosis; en casos extremos, puede resultar en insuficiencia hepática que podría ser fatal. Pero si ha sido diagnosticado a tiempo, es fundamental tomar las medidas necesarias para evitar daños mayores.
La dieta y el estilo de vida son los más importantes cuando se trata del manejo de la cirrosis. En el frente de la dieta, es importante eliminar algunos alimentos para evitar que la cirrosis empeore.
Sodio:
El sodio puede ser perjudicial para los pacientes con cirrosis. Por lo tanto, la restricción más importante debería estar en los alimentos que contienen altas cantidades de sal. Incluso al cocinar una comida en casa, la cantidad de sal utilizada no debe exceder el límite seguro.
Comida empaquetada:
Estos contienen altas cantidades de conservantes y sales, lo que es absolutamente insalubre para los pacientes con cirrosis. Estos podrían aumentar el daño y hacer que el hígado deje de funcionar.
Alcohol:
Otro gran no-no para los pacientes con cirrosis hepática es el alcohol. El consumo excesivo de alcohol también podría ser una causa de cirrosis hepática; por lo tanto, es importante que lo evite por completo.
Productos horneados:
Los productos horneados, como el pan y las galletas, tienen un alto contenido de sodio y, por lo tanto, también es importante restringirlos.
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